El Guardainfante
El Guardainfante, entremés cantado.
Obra interdisciplinar en el que teatro clásico se acerca al público a través de la música. Este entremés, del siglo de oro de Luis Quiñones de Benavente, considerado obra maestra del género, tanto por su calidad literaria y poética como por su estructura, comicidad y su visión satírica de la sociedad, se traslada fácilmente a nuestro tiempo. El Guardainfante (1ª parte) plantea una de las actuaciones más agresivas para Juan Rana debido a la misoginia aparente que contiene, Guardainfante 2ª parte es un espejo de la primera, donde los roles están absolutamente invertidos, convirtiéndose en un ejemplo de “proto-feminismo”.
La propuesta se estrenó en el Auditorio Manuel de Falla de Asunción (Paraguay 2010), la sala Martín y Soler del Palau de Les Arts de Valencia en octubre de 2011, (proyecto de ARTS Cultura y Desarrollo.) y el Festival de Teatro Clásico de Olite. 2017

Otro elemento a destacar de nuestra elección es el protagonista: Cosme Pérez, el gran actor entremesil de la época. Fue una verdadera estrella que creó el personaje de Juan Rana de cuya ‘máscara cómica’ definitiva fue impulsor Benavente, en gran parte gracias a obras como la que nos ocupa. Esta función coincide, con frecuencia, con la máscara del Alcalde, personaje siempre de ínfima cultura, famoso por dictar sus absurdas decisiones o alcaldadas y en cuya ejecución se especializó el actor.
Propuesta escénica
Los entremeses necesitaban de poco atrezzo y nuestra propuesta sigue esa línea. Contamos con unos elementos mínimos, prácticos y móviles, que pueden adaptarse a cualquier espacio de manera sencilla y efectiva. Una simple vara, un pódium desmontable ad hoc y una cuerda gruesa son todo el material necesario. Aún así, el pódium puede ser sustituido por una superficie ligeramente elevada (silla, pódium, escalón, balcón).
El vestuario que María Almudéver ideó para la producción original consiste en una recreación paródica de la moda propia del S. XVIII, enfatizando los elementos singulares de Juan Rana (sombrero y vara) y Josefa Román (guardainfante, miriñaque), ridículamente grandes. En cualquier caso, son elementos cómodos, ya que los intérpretes han de moverse con rapidez por el escenario.
El planteamiento en la dirección de la pieza perteneciente a El Guardainfante se basa, sobre todo, más allá del trabajo sobre una interpretación cómica e irónica que de por sí el texto de la obra ya trae implícita, en la utilización de los espacios que permitan la participación del público. La intención es que la pieza invite al espectador a convertirse en un personaje más. No nos interesa el público como mero observador sino como parte activa de la representación. Se le ofrece la oportunidad de ser una parte importante en la acción teatral, construyendo la acción en el presente, permitiendo que sea modificada según las necesidades y dejando, así, que los actores sean afectados, siempre de forma positiva, por los espectadores que se sumen al juego teatral, convirtiendo la representación en un acto vivo. Se trata de respetar la pieza, pero intentando derribar la cuarta pared y los roles actor- espectador.
Propuesta musical
En cuanto a la música, poco podemos rescatar de las tonadillas y melodías de Benavente. Si bien es cierto que se conservan algunos pequeños ejemplos de otros entremeses del autor, de El Guardainfante no nos ha llegado documento alguno. A pesar de ello, es fácil hacerse una idea de los ritmos y melodías usados, así como de la instrumentación, debido a la nutrida información que tenemos acerca de los ‘corpus’ musicales habituales en el teatro de la época. Era común la adopción y la toma de letrillas, chanzas y tonadillas (en definitiva ‘tonos humanos’) de diferentes autores, o bien el encargo de las mismas ‘ex profeso’ a los músicos. En el caso que nos ocupa, sería el propio autor del texto el compositor de la música, lo que dota de mayor importancia si cabe a estas obras.
Así pues al, uso normal de adoptar canciones polifónicas para incluirlas en la dramaturgia (tras selección concienzuda, por supuesto, pues no todos los temas eran válidos), Benavente utiliza un recurso dramatúrgicamente mejor: componer la pieza ‘ad hoc’, tanto para la obra como para las posibilidades técnicas del elenco, lo cual pone en evidencia que nos hallamos, en este caso, ante una polifonía escasa en recursos musicales y fácil de cantar para cualquier actor-músico que no precisara de un entrenamiento musical especial. La propuesta musical, del director musical David Gálvez, incide en este ‘modus operandi”, los textos ‘baylados’ y ‘cantados’ como modelos de ese espíritu popular, fresco, danzante, aparentemente sencillo para elaborar una partitura que, si bien bebe de estas fuentes del S. XVIII, es hija del S. XXI, creando de este modo un diálogo intersecular muy interesante y dinámico que dota de gran fuerza al texto y respeta su naturaleza.
Ficha técnica y artística
Producción: NOVA LUX ARTEAN
Dirección Musical: David Gálvez Pintado
Dirección Artística: Cristina Fernández
Vestuario: María Almudéver
Compañia
Juan Rana (tenor-actor): David Echeverría
Josefa Román (soprano-actriz): Ariadna Martínez
Alguacil (actor): Iñaki Esparza
Guitarra/ Arpa: Ana Olaso
Dirección Musical: David Gálvez Pintado
Producción: Marisol Boullosa
Duración: 50 minutos aprox.
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